martes, 28 de diciembre de 2010

Capítulo 35

Con mirada suplicante, Abby le rogó que las dejara hablar en privado. Abandonó el interior del cuarto de baño y cerró con delicadeza la puerta. Se quedó tras ella unos instantes, esperando a que sus amigas salieran.
Los minutos pasaron y ninguna de ellas salió al pasillo. A la hora de inicio de las clases se encaminó hacia el aula. Tomó asiento en su mesa.
Lauren y Samantha le hicieron un gesto inquisitivo desde unas filas más atrás. Sienna levantó los hombros como señal de ignorancia,. Toda la gente de clase se preguntaba qué había pasado con Cindy y Abby y dónde se encontraban en ese momento.
Pocos segundos después, la profesora Smithson entró, pletórica, en la clase.
-¡Buenos días, chicos! ¿Sabéis qué día es hoy? –algunos compañeros gruñeron en voz baja que era otro maldito lunes, pero la maestro ignoró los comentarios-. Hoy es el día en que cada uno de vosotros debe decidir la actividad extraescolar que realizará este año.
Ese comentario provocó un revuelo inusitado en la clase. Tanto chicos como chicas comenzaron a hablar con sus compañeros de mesa y a mirar a la otra punta de la clase para constatar que sus amigos estaban allí.
-Ya sé que algunos tenéis más que claro qué vais a hacer, porque en esta clase tenemos la suerte de contar con deportistas de élite que nos llevarán de nuevo a ganar el campeonato interestatal este año –su mirada se fijó en Dean-, actores con cierto renombre y oradores que desbancarían a los mismísimos Bush y Obama del panorama político si se lo plantearan. Sin embargo, sé que muchos de vosotros andáis un poco perdidos y dudosos o sois nuevos en el colegio y no tenéis ni idea de qué os estoy hablando, así que vamos a dedicar esta hora a conocer las diferentes asociaciones de alumnos que podéis encontrar en el centro y al final de la clase deberéis decirme a cuál os unís.
En la pizarra digital se reflejó una diapositiva de Power Point con una gráfica en la que se mostraban los diversos grupos y su número de componentes. Teatro, diseño gráfico, club de lectura, diversos deportes, animadoras, ballet, servicios a la comunidad, grupos de protección del medio ambiente… Sienna estaba indecisa y no sabía a qué grupo unirse. Le gustaba leer pero tampoco era una locura. Además, todos los libros serían en inglés y con fechas límite muy reducidas, por lo que no sabía si lograría sobrellevar ese ritmo. En cuanto al deporte, nunca se le había demasiado bien pese a haber jugado a baloncesto muchos años en el equipo del colegio. Y si se trataba de un nivel profesional, como había mencionado la profesora, ahí sí que no llegaba ni por asomo.
Hellen Smithson invitó a varios compañeros, los representantes de cada uno de los distintos grupos, a salir del aula y buscar los panfletos informativos y demás artilugios que pudieran necesitar para promocionar sus actividades.
-Señorita Smithson, Cindy es la jefa de animadoras y no está aquí –Lauren había levantado la mano para remarcar algo evidente para toda la clase.
-¿Quién es la siguiente animadora más veterana?
-Yo –volvió a hablar Lauren.
-Pues entonces encárgate tú de suplirla mientras que ella no esté.
Lauren salió del aula con el resto de alumnos, disimulando una sonrisa. Alguna de las demás chicas debió enviar un mensaje a Cindy, ya que antes de que los estudiantes hubieran regresados, el móvil de Sienna zumbó en el interior de su bolso. “Únete a las animadoras”, le instaba la rubia.
Abby regresó a la clase poco antes que los compañeros que habían salido a buscar la información. Se disculpó alegando que Cindy había enfermado repentinamente y que había tenido que ayudarla.
-¿Está bien? –mostró su preocupación la profesora.
-Ya está un poco mejor, pero le he recomendado que no entre hasta la próxima clase y que tome un poco el aire –Hellen Smithson meneó la cabeza en gesto de aprobación.
Todos los alumnos estaban expectantes por oír las diferentes razones que sus compañeros darían para intentar convencerlos a unirse a sus grupos extraescolares. Muchos de ellos participaban cada año en una actividad diferente, pero siendo este su último año, todos querían formar parte de aquellos grupos en los que no habían tenido tiempo de estar o que simplemente no les habían aceptado con anterioridad.
Dean se había cambiado la ropa y lucía una preciosa chaqueta de deporte azul oscura con franjas blancas, similar a las que Sienna había visto en tantas ocasiones en las comedias románticas que veía con sus amigas. Los pantalones cortos, del mismo color, le llegaban hasta la rodilla y le conferían un aspecto varonil, alejado del aire formal y serio que solía envolverle habitualmente.
El chico no mostró ninguna preocupación por el estado de su novia, ya que en cuanto pudo comenzó a hablar, largo y tendido, de lo emocionante que resultaba jugar en el equipo de fútbol americano, lleno de ilusión.
Tras él, Lauren, con un bonito uniforme de animadora de los mismos colores, explicó el funcionamiento del equipo de animadoras y sus diferentes funciones a lo largo del curso escolar.
-No nos limitamos a salir a enseñar cacho durante los partidos, sino que desarrollamos la agilidad y flexibilidad al máximo para conseguir un espectáculo inolvidable. También participamos en obras benéficas y recaudamos dinero para caridad.
Después de escuchar las descripciones de cada una de las posibles actividades, la profesora Smithson pasó los listados para que los alumnos se inscribieran. Y Sienna, siguiendo el consejo de Cindy, hizo algo que nunca hubiera imaginado: se unió a las animadoras.

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