lunes, 27 de diciembre de 2010

Capítulo 34

El resto del fin de semana fue aburrido y monótono. Sienna aprovechó para seguir leyendo El retrato de Dorian Gray y para descansar. Necesitaba prepararse para la vuelta a clase el lunes, preparar respuestas creíbles para las numerosas preguntas por venir acerca de su estelar marcha de la fiesta. Intentó, a su vez, olvidar todos sus problemas, por lo que borró de su mente los nombres de sus nuevos amigos. No quería pensar en el cantante, ni en la princesa, como la llamó Abby el día en que se conocieron. Tampoco quería recrearse en las horas que había compartido con Dean en su propia casa, rodeados de velas.
Por fortuna, al cruzar el imponente pórtico del St. Patrick’s el lunes por la mañana, los alumnos del último curso parecían arrastrar todavía la resaca del viernes por la noche y no se oían muchos comentarios respecto a la fiesta. Sienna no sabía que todo lo que tenían que decirse, ya lo habían comentado el día anterior por Facebook.
Junto a la puerta encontró a Abby pegada a su libro, con su eterno café caliente en las manos. Al traerle a la mente su primer encuentro, la estampa la conmovió. Pese a que acercarse a ella después de la discusión de las primas en la fiesta era un movimiento arriesgado, echó a andar hacia ella. Silbó flojito pero lo suficiente alto para que la chica la oyera.
Abby levantó los ojos del libro y le sonrió. Impulsiva, Sienna la abrazó con cariño.
-Gracias –le susurró al oído.
Su amiga respondió al abrazo con los labios curvados en una sonrisa. Podría regañarle, ignorarla o culparla por lo ocurrido el viernes, pero no lo hizo. Ese “gracias” hacia referencia a todo eso, además de a la gran decisión que tomó al alejarla de la fiesta… aunque acabara dentro de una fuente.
Aún faltaban algunos minutos para que comenzara la primera clase. De todas formas, entraron al aula agarradas del brazo y cada una tomó asiento en su sitio. Cindy ya estaba en su pupitre, con los bolígrafos y libretas cubriendo la mesa. Las miró en silencio, seria. No le dirigió la palabra a Abby. A Sienna, en cambio, la recibió con un frío saludo.
-Tenemos que hablar –cuchicheó Cindy.
Sin darle tiempo a responder, se levantó de la silla y, tirando de la mano de Sienna, abandonaron el aula. Abby las observó en silencio, preguntándose si seguirlas. Cuando Cindy actuaba así, nunca se trataba de una buena señal.
Entraron al cuarto de baño más cercano al aula. Con un grito autoritario, la rubia mandó fuera a las niñas más pequeñas que se lavaban las manos y hablaban del fin de semana. Una vez que todas salieron, miró dentro de cada una de las letrinas. No quedaba nadie.
Acto seguido, rompió a llorar. Abrazó a Sienna sin decir nada, quien se quedó paralizada, dudando acerca de cómo actuar. Se limitó a acariciarle la espalda y mantenerla entre sus brazos.
Cuando la chica le dijo que tenían que hablar, creyó que le recriminaría su amistad con Abby o que se hubiera marchado de la fiesta de ese modo, pero jamás pensó que una situación así fuera a desencadenarse.
-¿Qué te pasa, Cindy? –preguntó, seria.
Su amiga seguía sollozando. Pese a intentar formular algunas palabras, el llanto se lo impedía.
-Estaba con ella. Le llamé y estaba con ella –Sienna seguía sin comprender qué ocurría-. ¿Recuerdas a la chica misteriosa de la fiesta? La del perfume que olí en la ropa de Dean.
-Sí –comenzaba a entender por dónde iban los tiros.
-Se están viendo. Le llamé el sábado porque habíamos quedado por la tarde para hacer unas compras para nuestra casa en los Hamptons y la oí por detrás. Estaban riéndose. Él me dijo que estaba con un amigo pero sé que no es verdad.
El rostro de Sienna palideció. Estaba hablando de ella. Ese hubiera sido el momento ideal para confesar que era ella con quien Dean pasó la tarde del sábado, pero la profunda tristeza de Cindy, además de la furia con la que escupía cada palabra, la aterrorizó. No fue capaz de decir nada.
-No es sólo un rollo, como todas las demás. Desde el sábado, notó a Dean más lejano y distante, como si no le interesara nada de lo que yo le pudiera contar. Está más frío y seco que nunca. Sé que está pensando en ella y yo estoy desesperada. ¡No sé qué hacer!
-Tranquilízate, por favor –logró decir-. Seguro que las cosas no son tal como las ves. ¿Cómo va a dejar Dean a una chica como tú? ¡Él te quiere!
Pronunciar esas palabras era como clavarse ella misma un puñal en el pecho, pero debía consolar a su amiga, sobre todo si se tenía en cuenta que ella era la culpable de su sufrimiento.
Cindy iba a responderle, con lágrimas en los ojos. No tuvo tiempo.
La puerta del baño se abrió de golpe, de par en par, y tras ella apareció Abby.
La mirada triste de Cindy se convirtió en una tormenta descontrolada, la mirada del infierno. Sienna casi podía ver en sus ojos los truenos furiosos.
-¡Vete de aquí! –gritó.
Abby se coló en el servicio y volvió a cerrar la puerta.
Sienna la miró suplicante, a la vez que decía, con un tono de voz casi inaudible:
-Sí, Abby, es mejor que te vayas –no hubo respuesta.
La rubia saltó contra su prima y la empujó contra la puerta.
-¡Vete! ¡Vete de aquí! ¡Todo es tu culpa! ¡Vete! –intentó agredirla, pero Abby fue más rápida y le agarró con fuerza los puños, frenando cualquier posible golpe.
Cindy continuó gritando durante unos segundos que parecían no acabar jamás. Instantes después, se dejó caer en el suelo y siguió llorando arrodillada, con las manos cubriéndole la cara.
Aunque su prima había ido hasta allí para controlar que Cindy no le hiciera nada a Sienna, ya que había tenido el presentimiento de que algo no iba bien, en ese momento se olvidó por completo de la chica nueva. Se agachó junto a Cindy y le tomó las manos. La rubia la miró, con la rabia aún visible pero más apagada, cansada y derrotada. Impotente.
-Lo siento. Sabes que lo siento –Sienna escuchó las palabras de Abby y supo que estaba siendo testigo de algo que no le pertenecía, de algo íntimo y privado entre las dos.
Cindy la contempló en silencio antes de recriminarla.
-Claro, lo sientes. Pero tú eres la culpable, la única culpable. Si no le hubieras besado aquel día, él seguiría siendo mío.

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