martes, 5 de octubre de 2010

Capítulo 7

Abby enmudeció ante esas palabras.
- No te preocupes, no lo sabías –añadió Sienna.
Pálida, la chica se llevó las manos a uno de sus rizos y le preguntó si podían sentarse un momento. Sienna aceptó.
Deshicieron el poco camino que habían hecho y se sentaron en las escaleras de la entrada al museo.
- Mi madre era maquilladora –comenzó a explicar Sienna-. Habitualmente trabajaba fuera, con una agencia de moda y otra de relaciones públicas. Un día estaba en París, otro en Barcelona y al siguiente podía viajar a Tokio. Nunca sabía dónde estaría al día siguiente. A pesar de todo, ponía una condición a las empresas con las que trabajaba: no podía pasar más de una semana sin volver a casa. Como era una maquilladora excelente nunca tuvo problemas al respecto.
Abby la miraba en silencio conforme Sienna seguía hablando.
- Hace dos años salió de viaje y sencillamente no volvió. Me encontré a mi padre en la cocina al volver a casa y, destrozado, me dio la noticia.
- ¿Qué le pasó? –preguntó Abby.
- No lo sé con certeza, ya que mi padre nunca ha querido contármelo. En ese momento me prometió que cuando cumpliera dieciocho años lo sabría pero, a falta de trece meses para que se cumpla el plazo, me ha enviado a estudiar lejos de él y me pregunto si algún día llegaré a saberlo.
- Vaya, es una historia dura. Lo siento mucho.
Las dos jóvenes se miraron sin pronunciar palabra durante unos segundos eternos. Al final, Abby cambió de tema. Se sentía culpable por haber sacado el tema y quería hacer olvidar la conversación a la chica de algún modo.
- Entonces, ¿estás viviendo aquí con tu padre? –preguntó.
- No, vivo sola. Llegué ayer mismo.
- ¿Vives por aquí cerca?
- Sí, un par de manzanas hacia allá –respondió Sienna señalando a un punto de la calle contrario al parque-. Ni siquiera he deshecho las maletas, ya que esta mañana he salido corriendo al colegio y a comprar unas cosas. Ahora que lo pienso, debería marcharme ya para que no se me haga más tarde.
Abby le sonrió y meneó la cabeza afirmativamente.
- ¿Tú vives cerca de aquí? –añadió Sienna.
- No demasiado. Vivo en la zona del SOHO, ¿la conoces? –respondió la joven de las gafas.
- No tengo ni idea de qué me estás hablando –contestó Sienna entre risas-. Si vives muy lejos, podría acercarte en el coche, ¿qué te parece?
- No sé… no te molestes. Si tampoco tengo mucho que hacer ahora mismo. Tengo tiempo de sobra para tomar un taxi.
- Para nada molestas, mujer. Eres la primera persona con la que tengo una conversación normal desde que he llegado aquí y es algo de agradecer. Si no fuera por todo el ajetreo que he tenido todo el tiempo me sentiría muy sola –las palabras de Sienna sonaron sinceras-. Mira, hacemos una cosa. Como no tienes prisa, te vienes a mi casa, me ayudas a desempaquetar la maleta y después te acercamos a casa. ¿Aceptas?
Abby sonrió.
- Parece un buen plan, aunque… ¿quién me dice que no vayas a encerrarme en tu piso como una presa hasta que conozcas a más gente en la ciudad?
Esta vez fue Sienna quien soltó una carcajada.
- Deberás confiar en mi palabra. Si quieres, puedes llamar a tus padres desde la puerta de mi apartamento para que te tengan localizada. Así me resultará más difícil secuestrarte –acompañó el último comentario sacando la lengua de forma burlona.
Las dos jóvenes comenzar a reír. Sin más dilación se pusieron en pie y caminaron hasta el bloque de Sienna.
En la misma puerta, Abby sacó del bolsillo de sus pantalones vaqueros su iPhone y les contó dónde estaba, con quién y lo que pensaban hacer. Al otro lado del hilo telefónico, su padre gruñó y le pidió que tuviera cuidado. Después de mandarles besos y abrazos, la joven cortó la llamada.
Cuando salieron del ascensor y Sienna abrió la puerta de la casa, Abby silbó con admiración. Había estado muchas veces en casa de sus compañeros de clase en esa zona de la ciudad, por lo que estaba acostumbrada a visitar lofts de infarto, mansiones de ensueños y apartamentos de todo tiempo. Sin embargo, nunca había visto una casa tan grande para una chica de casi diecisiete años que estaba viviendo sola.
Sienna estrenó el hilo musical y le puso su canción favorita, La suerte de mi vida, a su nueva amiga. Mientras entre las dos abrían las maletas e iban colocando la ropa en perchas dentro de su vestidor, la española le traducía la canción para que la otra chica la entendiera. “Es una declaración de amor preciosa y tienes que oírla. Seguro que no tenéis nada parecido en inglés.”
Rieron un rato mientras guardaban todo. Sienna habló de sus amigas en España y de la vida en la costa. Abby la escuchó sin interrumpirla, haciendo preguntas sobre todo. Tras largo rato de cháchara, Sienna hizo la pregunta que llevaba deseando poder hacer desde el primer momento.
- Bueno, ya que parece que vamos a ser compañeras de clase y tú llevas en esa escuela más tiempo que yo, ¿qué me puedes comentar de la gente? ¿Hay algo que deba saber?
Abby dejó de reír. Se paró un instante a pensar y después se sinceró:
- St. Patrick’s School es toda una institución en la ciudad. Tenemos alumnos de todo tipo; cualquier cosa que te imagines la encontrarás en las aulas. Hijos de senadores, cantantes, actores de éxito, herederos, alumnos con beca, deportistas, emos, góticos… de todo. Hay una jerarquía de clases en la que, quieras o no, tendrás que encontrar tu lugar.
- ¿Crees que tendré problemas para encajar en la escuela? –preguntó un poco asustada Sienna.
- Lo dudo. Das el perfil de chica popular del St. Patrick. Aunque tal vez seas demasiado simpática –bromeó, intentando quitar hierro al asunto-. Encajarás con todo el mundo si eres tal y como has sido hoy conmigo, siempre y cuando te mantengas alejada de la princesa del colegio.
- ¿La princesa? Creía que aquí esas cosas no llegaban, con eso de que sois republicanos… -siguió con el chiste Sienna-. ¿De quién estamos hablando, de la animadora, como en las películas?
- De la animadora, de la chica guapa de la escuela, de la experta en moda o de la hija de la cantante Bianca, como quieras verlo. La perfección reunida en una sola persona –respondió la joven.
- ¿Bianca? ¿La cantante de “No doubt I’m crazy”? ¡Esa mujer es la mejor! En España es el símbolo de la homosexualidad y la libertad sexual y todo el mundo la adora. Ha sido famosa desde… ¡siempre! –Sienna estaba loca de emoción.
Una parte de ella se sintió mal por traicionar a sus locos, pero el resto le decía que estaba en América y las cosas iban a cambiar mucho, hasta sus gustos musicales. Además, no todos los días se conocía a la hija de la cantante más famosa del mundo durante los últimos 20 años.
Abby contestó, no tan alegre:
- Sí, la misma. Te recomiendo que no te crees ninguna expectativa antes de conocerla puesto que es una chica un tanto especial. Sólo te pido que tengas cuidado con ella.
La chica miró a su alrededor y vio que toda la ropa estaba ya organizada dentro de su lugar específico del vestidor, igual que los productos de baño, libros y demás enseres habían encontrado un lugar en el gran piso.
Sienna, agotada tras el largo día, se tiró de golpe en el sofá. Estaba feliz de haber conocido a Abby. Ya no se sentía tan sola y, además, había perdido el miedo. La gente de su nueva escuela no podía ser tan mala. Con que se parecieran un poquito a Abby, le iría bien, estaba segura.
Abby no se sentó junto a ella en el sofá, sino que cogió el bolso en muestra de despedida.
- Tengo que marcharme ya. Esta noche hay una fiesta de vuelta a las clases y aún tengo que ir a casa, arreglarme y llegar al hotel Wavelynn antes de las doce.
- Perdona, no me había dado cuenta de lo tarde que se había hecho. Vamos ya para abajo que voy a llamar ya a Gary –contestó Sienna, un poco seria.
Esa fiesta de bienvenida antes de comenzar las clases significaba que no asistiría a la primera fiesta del curso. En cambio, debería pasar, otra noche más, pegada al ordenador hablando con quien ese sábado se hubiera puesto enfermo y no hubiera salido de marcha en España. Menudo plan.
Abby se dio cuenta de que su nueva amiga no tenía muy buena cara y se sintió mal por haberle contado sus intenciones. Sin dudarlo, dijo algo de lo que esperaba no arrepentirse:
- ¿Por qué no vienes tu también y así ya vas conociendo a la gente?

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