domingo, 17 de junio de 2012

Más allá del mar - Capítulo 20


-Dios mío… -rezó Abby al presenciar la trágica escena, al mismo tiempo que se llevaba la mano derecha al corazón como si creyera que de ese modo iba a evitar que volviera a darle un vuelco-. ¿Qué ha pasado? ¡Yuri! ¿Estás bien?
Se abrió paso a empujones entre las chicas que observaban a las dos jóvenes tiradas en el suelo sin reaccionar. No obstante, antes siquiera de alcanzar a su mejor amiga, una estridente carcajada retumbó en la habitación. Con el semblante serio, echó la vista atrás y contempló cómo Sophia se retorcía de risa en el umbral de la puerta.
-¡Mira que eres bruta, Steph! ¡No se te puede dejar sola!
Asombrada por las risas de su recién nombrada hermana mayor, Abby tomó la palabra.
-¡Pero no te quedes ahí mirando! ¡Ven a ayudarnos! ¿O es que no ves que están cubiertas de sangre?
Ante sus palabras, la presidenta de la hermana se carcajeó una vez más.
-¿Sangre? ¿Qué sangre? –intervino la rubia, dando un par de pasos al frente-... ¡Si es ketchup!
Para corroborar que no se equivocaba, limpió una de las manchas rojas de la mejilla de su compañera y acto seguido se lamió el dedo hasta dejarlo totalmente limpio.
-¿Ves? Salsa de tomate, solo es eso.
Todavía aturdida en el suelo, Yuri dejó entrever una sonrisa tímida.
-Stephanie me dijo que las guerras de ketchup formaban parte de la tradición… -intentó excusarse la coreana.
Las chicas que aún las rodeaban rieron también y Abby se relajó un poco.
-La verdad es que sí, es una tradición suya –apuntó Brooke-. Cada vez que encuentra una hermana pequeña la lleva a cabo… ¡y esta ya es la tercera vez!
La aludida le guiñó un ojo, cómplice, pese a no formular palabra.
-¡Déjate de guiños! –le riñó cariñosamente Sophia-. Ahora mismo te pones a limpiar este desastre y que no se te ocurra acostarte antes de haber dejado todo limpio como una patena.
La presidenta se volvió hacia las novatas, suavizó la voz y se despidió de ellas.
-Bueno, chicas, con esta lluvia de tomate damos por zanjada la jornada de iniciación. Espero que la hayáis disfrutado y que estéis orgullosas de haber sido aceptadas por Alfa Delta Pi, puesto que nosotras lo estamos de contar con vosotras en nuestras filas. Ahora es el momento de regresar a los dormitorios, daros una ducha antes de dormir –sonrió a Yuri, que ya se había levantado del suelo pero que aún tenía ketchup por todas partes- y descansar para hacer frente a los últimos días antes del inicio del curso. Os veo a todas este sábado en el Medieval Weekend. ¡Buenas noches!
* * * * *
Los días pasaron volando tras aquella primera toma de contacto con la vida de las hermandades. Prácticamente a diario, las inseparables Yuri, Abby y Sienna se dejaban caer por la casa de Alfa Delta Pi para visitar a sus compañeras, conocer mejor a sus hermanas mayores y rellenar esas horas libres que tan largas les parecían en ese momento pero que tanto añorarían en cuanto empezaran las clases.
El sábado a media tarde, agotadas por haber pasado gran parte del día caminando de un lado a otro por el centro comercial abierto Fashion Valley, Abby y Sienna entraron en la habitación de la americana cargadas de bolsas y se dejaron caer al mismo tiempo sobra la cómoda cama individual. Sentada frente a ellas, con la mirada clavada en el ordenador, las esperaba Yuri.
-Creía que ya no veníais –bromeó mientras tecleaba un largo mensaje a alguien a través de Facebook.
-Créeme: no eras la única –señaló Sienna, entre risas.
Y es que esa misma mañana, a las ocho y media, Sophia y Brooke se habían presentado en la puerta de sus respectivas hermanas mayores con un vaso de café caliente y un baggel de queso cremoso para darles los buenos días y arrastrarlas con ellas en una interminable jornada de compras.
-¡Vaya, parece que habéis arrasado! –exclamó la compañera de cuarto de Abby al ver el gran número de bolsas de todo tipo, color y material que se apilaban sobre la cama-. ¿Qué os habéis comprado, todas las tiendas?
-No, pero casi. Sophia estaba emocionadísima con la idea de que esta noche iba a reencontrarme con el “misterioso” chico de Alpha Omega –después del momento de confesiones en el columpio, la presidenta no había vuelto a preguntarle el nombre del chico y ella tampoco había querido decírselo voluntariamente- y ha insistido en que me probara ropa en todos y cada uno de los locales. Me ha ayudado a escoger el traje para esta noche…. ¡y es precioso!... pero también me ha terminado por convencer para que tirara de tarjeta y cambiara prácticamente todo mi armario, además de para comprar muchas cosas que no eran necesarias.
-Como un collar de búho con plumas rosas o dos pintauñas color azul celeste –afirmó la española.
Todavía tumbada, Abby le dio un toque en el hombro a su amiga fingiendo estar indignada.
-¡Eh, qué pasa contigo! ¡Fue a hablar la señorita que nunca compra, como si ella se hubiera quedado corta!
-¡Por supuesto! A ver qué te vas a crees, que yo también tengo una hermana mayor para que me aconseje que ponerme para nuestro primer acto en sociedad, aunque esta no sea la presidenta de nuestra hermandad –se rió.
-¿Te has comprado un vestido para esta noche? –preguntó Yuri-. ¡Si yo pensaba que ya tenías uno!
El día antes, las tres chicas habían estado probándose todas las prendas de fiesta que habían llevado con ellas a la universidad y valorando qué tal iban con cada uno. Después de muchas vueltas, Abby descartó toda su ropa y tuvo que terminar por aceptar que lo mejor sería comprar algo nuevo. Yuri, por su parte, anunció que para la fiesta medieval pensaba ponerse un elegante vestido de su madre de trazos orientales.
Sienna, sin embargo, no sabía qué hacer. Sus dos amigas repitieron mil veces que iba preciosa con el último vestido que se había probado, uno gris con una franja blanca y otra rosa pastel, pero no lograron convencerla. Ese vestido le traía demasiados recuerdos, memorias de una noche de desfile en un famoso hotel frente a Central Park, rodeada de modelos y famosos. Una noche donde rió, lloró de tristeza, de alegría, descubrió un terrible secreto y donde por primera vez besó al amor de su vida, a quien echaba muchísimo de menos.
-Sí, me he comprado otra cosa más pomposa y de época –respondió borrando de su mente las distintas imágenes de aquella noche.
-¡A ver, enséñamelo! –pidió Yuri.
-¡Nada de eso! –contestó Sienna-. Igual que el resto del mundo tendrás que esperar un par de horas para poder verlo.
-¡Venga, chicas! –imploró la coreana con las dos manos unidas como si orara.
-No seas pesada, anda –dijo Abby, sonriendo-. Es una sorpresa, y las sorpresas pierden la magia si se descubren antes de tiempo. Aún tendrás que esperar un rato, aunque no mucho si empezamos ya a arreglarnos.
-Pues pongámonos a ello, ¿no? –sugirió su compañera de dormitorio-. Vete corriendo a la ducha y lávate ya el pelo, que sabes que tardas siempre una hora.
-Doy fe –intervino Sienna, en tono jocoso-. Venga, princesa medieval, ¡a la ducha!
Abby les sacó la lengua antes de darles la espalda y dirigirse al cajón del armario donde guardaba las toallas para el cuarto de baño. Con una grande y otra un poco más pequeña en la mano, se despidió de las dos y salió de su habitación para encaminarse al aseo conjunto que había para toda la planta.
-Yo también voy a arreglarme –comentó la española-. Aunque por lo general yo no tarde una hora, no quiero que se me haga tarde. ¿Tú no vienes?
-Ahora dentro de un rato. En este momento tenga al otro lado de la webcam a mi madre y no puedo empezar a arreglarme hasta que ella se marche.
-Que te sea leve –murmuró Sienna muy bajito para que la mujer no la escuchase.
Yuri sonrió un poco triste, consciente de que realmente la chica la envidiaba por la buena relación que mantenía con su madre, con quien habla un par de veces a diario.
-Nos vemos más tarde –la despidió, clavando la mirada en la pantalla del ordenador otra vez.
En ella, una señora de largo y sedoso cabello oscuro de una extrema elegancia y majestuosidad la observaba con el rostro serio.
-Ya estoy contigo, mamá –la saludó nada más colocarse los cascos-. La charla de hoy tiene que ser breve, que tengo que ponerme guapa para esta noche.
La mujer de la imagen abrió la boca y dijo unas cuantas palabras.
-Sí, mamá, es el Medieval Weekend, nuestro primer evento oficial como miembros de una hermandad universitaria –más palabras al otro lado de la pantalla-. Ojalá tengas razón y todo salga bien. Tengo muchas expectativas puestas en esta fiesta.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado el capitulo. Quiero leer que tal se lo pasan en la fiesta y si Abby se reencuentra con su chico. Seguro q es el novio de su hermana mayor ;)

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  2. ¡LO SABÍA,LO SABÍA!xDDD Me encanta, a ver si subes más pronto :3

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  3. ¡Me encanta el capitulo! Una pregunta, las ideas que sacas para la hermandad, lo del ketchup y demás, ¿se te ocurren a ti o has "leido" sobre ello?
    Sigue así, porque esta historia es de las mejores que ahi ahora en los blogs. ^^

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    1. Hola Vicky! La mayoría de cosas que saco de las hermandades, como los distintos pasos para entrar en una, son reales (estudié en Estados Unidos un tiempo y me traje un panfleto de información sobre su funcionamiento). Los detalles menores, como lo del ketchup o los tipos de fiestas a los que van a asistir, me los invento jejej.
      Un beso y gracias por el comentario ;)

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