domingo, 29 de abril de 2012

Más allá del mar - Capítulo 12


-¿Es ella? –susurró Brooke Jaeger, una altísima morena de piernas interminables, a su compañera, una chica igual de alta y atractiva de cabellos rubios.
-Sí, es ella –respondió Sophia Atkinson, agazapada entre los arbustos.
-Es mucho más guapa de lo que parece en las fotos –dijo una; la otra asintió.
Las dos muchachas, vestidas con camisetas del mismo modelo en tono rosa palo, intercambiaron una mirada de aprobación antes de volver a asomar la cabeza.
-¿Crees que está interesada en Alfa Delta Pi? –pregunta Brooke.
-No lo sé. Tal vez aún no, pero lo estará –afirmó con seguridad Sophia.
Si Sienna Davis era inteligente, sabría que elegir Alfa Delta Pi es su mejor opción. Las dos lo sabían, aunque estaban tan nerviosas ante la idea de captar para su hermandad a la novia del artista de éxito del momento. Además, eran conscientes de que el resto de hermandades estarían también al acecho, por lo que les preocupaba meter la pata y perder esa oportunidad única.
Frente a ellas, por el camino de piedra que llevaba desde Camino y Founders hasta Manchester Canyon Fields, el lugar donde se llevaría a cabo la primera ronda de selección de novatas por parte de las diferentes hermandades del campus, paseaban Sienna, Abby y Yuri. De las tres, la española era la que menos interés tenía por participar en aquel proceso, puesto que tan solo había aceptado unirse a una hermandad para lograr que sus dos amigas se callaran.
Desde la conversación que mantuvieron al respecto la primera tarde que pasaron en San Diego, han transcurrido tres jornadas más en las que las chicas se han dedicado a diversas tareas. Tomaron el autobús para hacer la compra en Walmart y volvieron a casa tan cargadas de bolsas que apenas consiguieron llegar de la parada al edificio donde se encontraba su residencia. Comenzaron a decorar sus dormitorios y adquirir los libros de las asignaturas que tenían que cursar ese semestre. Sienna lamentó que Cassie, su compañera de cuarto, no quisiera unirse a ellas, ya que no pudieron elegir juntas cómo colocar las camas para optimizar mejor el reducido espacio de sus dormitorios ni compraron a juego los edredones para sus lechos, como sí hicieron Yuri y Abby. Además, fue en esos días cuando la española descubrió el mercado de los libros de segunda mano en la universidad. Aunque pretendía comprar todo el material para ese curso nuevo, acabó cediendo a la compra de libros usados cuando descubrió que el manual que usarían en la clase de Literatura Británica, la guía Norton, costaba más de ciento cincuenta dólares.
A pesar de que entre una cosa y otra, apenas tuvieron tiempo de preocuparse por nada más, el único tema que no dejaba de aparecer en las conversaciones de Abby y Yuri era el de unirse a una hermandad, así que al final la española debió dar su brazo a torcer y aceptó participar con ellas en el proceso de selección.
-Tengo muchísimas ganas de conocer a las chicas de Alfa Delta Pi –comentó Abby, muy emocionada-. Por lo que tengo entendido, son la mejor hermandad de la universidad en todos los aspectos. Ganan todos los años los concursos de la semana griega, son las que organizan las obras benéficas más exitosas y además tienen una buenísima relación con los chicos de Alfa Omega.
Las otras dos jóvenes rieron a la par.
-¡Qué casualidad, con Alfa Omega! ¿Acaso conoces a alguien de esa fraternidad? –bromeó Sienna; su amiga se sonrojó al escuchar aquella mención a Nathan, pero no dijo nada.
-Lo que sí es una casualidad es que quieras ser parte de Alfa Delta Pi –intervino la coreana- porque ese es también mi objetivo. Mi madre fue Alfa durante sus estudios universitarios y guarda buenísimos recuerdos de esa época. A parte de que me gustaría formar parte de esa aventura a mí también, sé que si no me aceptan, mi madre jamás volverá a verme con los mismos ojos.
La confesión caló hondo en Sienna, que hasta ese momento se había mantenido al margen de la conversación.
-Mi madre no estuvo en ninguna hermandad cuando estudiaba, así que por lo menos no tengo ese problema. Eso sí, solo aceptaré unirme a una fraternidad si vosotras estáis en ella.
Abby se acercó a la joven y le dio un fuerte abrazo.
-Yo tampoco podría estar en un grupo distinto al tuyo, Sienna. ¡Somos inseparables!
-Recemos entonces para que no nos dividan, porque si nos eligen hermandades diferentes, no hay marcha atrás salvo renunciar a formar parte del sistema griego. Y, de estar en asociaciones diferentes no solo no podríamos ser inseparables, sino que seríamos rivales –apuntó Yuri.
Abby y Sienna asintieron con la cabeza.
La joven de pelo rizado tomó la palabra a la vez que se echaba hacia atrás un rizo que se le había soltado de la coleta y lo recogía con una horquilla negra.
-Bueno, no nos pongamos en lo peor antes de tiempo. Seguro que todo nos sale bien, ya veréis. Nada ni nadie podrá separarnos.
* * * * *
Ajenas a los dos pares de ojos que las habían estado observando un rato antes, las tres chicas llegaron al claro de césped donde se iba a inaugurar la semana de inscripción.
Los nervios de última hora empezaban a hacer mella en las jóvenes, que se cuestionaban si la ropa que había escogido para la ocasión era la más adecuada.
 -Mira a esas chicas de allí – Abby señaló de forma poco discreta a un grupo de muchachas vestidas con unos elegantes y bonitos vestidos que poco tenían que envidiar a los típicos atuendos del sector femenino del St. Patrick’s-. ¿Van demasiado arregladas o somos nosotras las que desentonamos con esta ropa informal?
Su compañera de habitación se apresuró a tranquilizarla.
-No te preocupes, Abby. Nosotras vamos bien; son ellas las que se creen que van a participar en un concurso de belleza.
-Sí, relájate –la imitó Sienna.
En vista de que su amiga no parecía más calmada, la coreana volvió a hablar.
-Piensa que en el proceso de selección hay cuatro fases: las presentaciones, la filantropía, los sketches y la etapa de preferencia. En cada una de ellas, según me explicó mi madre, se recomienda un tipo de indumentaria distinta. Para las presentaciones, lo más adecuado es vestir de forma cómoda e informal, ya que esta actividad dura prácticamente todo el día. Venir de tiros largos a la ronda de presentaciones es querer aparentar lo que no eres y, créeme, al final del día apenas van a conseguir mantenerse en pie sobre esos tacones, si es que no se quedan hundidas en el suelo antes –se jactó-. Además, en las dos últimas fases hay que escoger ropa más de vestir como vestidos de día, faldas o vestidos de fiesta. ¿Qué van a ponerse entonces si han usado sus mejores prendas en el primer momento?
Al comprender que su nueva amiga tenía razón, Abby respiró aliviada. Por un momento, al comparar su falda caqui y su camiseta verde oscuro con los vestidos de las otras chicas, había pensado lo peor.
Antes de que tuviera tiempo para responder a las palabras de ánimo de sus compañeras, una chica de unos veinte años con un vestido blanco al más puro estilo ibicenco dio un par de golpecitos al micrófono que había en lo alto del escenario en el centro del campo.
De súbito, el barullo de muchachas nerviosas quedó en silencio.
-Buenos días –la joven ponente dedicó a su público una enorme sonrisa que dejaba ver sus perfectos dientes blancos-. Mi nombre es Quinn Gilbert y soy la representante del consejo panhelénico. En nombre de las presidentas de todas y cada una de las hermandades presentes en la Universidad de San Diego, quiero agradeceros vuestra participación en esta primera jornada de selección de nuevos miembros.
Unas cuantas muchachas aplaudieron tímidamente.
-Imagino que muchas de vosotras acabáis de llegar al campus y venís cargadas de ilusión por encontrar a alguien que os guíe durante vuestros primeros meses aquí. Buscáis a una persona que os aconseje qué clases coger y cuáles no, una amiga que os de su apoyo y su comprensión cuando comencéis a añorar a vuestras familias y a amigos en vuestras ciudades de origen. ¿Me equivoco? –nadie le llevó la contraria, por lo que volvió a sonreír, complacida.
Permaneció unos segundos en silencio, un tiempo que había calculado y ensayado anteriormente para dar más emoción a su discurso.
-Pues bien, ahora os pido una cosa. Mirad a vuestro alrededor –todas las chicas hicieron lo que se les pedía; Sienna, sin embargo, no pudo evitar sonreír divertida por aquel estúpido dramatismo-. Ahora veis muchas caras, rostros desconocidos que no os dicen nada, tanto allí –Quinn señaló al lado en que se encontraban las candidatas y después apuntó al extremo en que se hallaban las representantes de las distintas hermandades, atentas a su charla-, como aquí. Si decidís continuar con este proceso y uniros a una hermandad, en unos meses, o incluso menos, reconoceréis esas caras y en cada una de ellas encontraréis a esa amiga que tanto habéis buscado. Por eso, si alguien duda acerca de su decisión, debéis saber que no os habéis equivocado. Acabéis en la hermandad que acabéis, seréis bien acogidas, queridas y respetadas, y ese amor incondicional no podréis encontrarlo en ningún otro sitio que no sea aquí.
De nuevo una pausa antes de continuar hablando.
-Sin más dilación, quiero volver a mostraros nuestro agradecimiento por haber optado a formar parte del equipo panhelénico. En nombre de todos los integrantes de las hermandades… bienvenidas y suerte.

5 comentarios:

  1. Ya quiero saber en q Hermandad se meten, me esta encantando la historia. Pero me gustan mucho mas los capitulos de Paris. Ahora quiero saber q pasa en Nueva York

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  2. Qué interesante ^^ Tú fuiste a Estados Unidos a estudiar, ¿verdad? ¿Entraste en una hermandad?
    ¡Un beso! :D

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    1. Sí, estudié en Estados Unidos, pero no formé parte de ninguna hermandad porque solo estuve cuatro meses y no me parecía bien unirme a una para irme tan pronto ;)

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  3. Otra cosa de USA que me encanta, las hermandades universitarias jajaja Esperemos que las chicas entren en la misma (yn)
    Por otra parte te diré que ADORÉ el capítulo anterior y tengo muchas ganas de volver a París (L)
    Un beso (L)

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  4. Yo siempre quise ir a una hermandad jajaja Sé que es una tontería pero me parece muy guay :D Quiero leer más :D
    ¡Un beso! :3

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